Derek Jeter conecta un doble para llegar a 2.998 hits. |
(LasMayores.com)(Por Ben Walker / The Associated Press) Esto
parece inimaginable ahora, pero hubo una época en la que Derek Jeter no pensó
que pudiera batear siquiera un sencillo en las Grandes Ligas.
Era un adolescente flaco en la división
más baja de las menores, y pasaba las noches en soledad, llamando a sus padres
en Michigan, para decirles en llanto que se sentía totalmente improductivo en
el plato. Su fildeo era peor --los espectadores detrás de la inicial habían
aprendido a agacharse cuando las pelotas rebotaban hacia Jeter, ante el temor
de que el campocorto, con nulo control en sus disparos, enviara otra pelota a
las butacas.
Del borde del fracaso, Jeter llegó a la
franquicia más laureada del béisbol. Ahora, el capitán de los Yanquis de Nueva
York está a punto de convertirse en apenas el 28vo toletero en la historia con
3.000 hits.
"Esta no era mi meta. No me
preparé para esto", dijo Jeter, quien está a sólo dos imparables del
hito. "Uno se concentra en jugar, se prepara para llegar aquí y para
permanecer el mayor tiempo posible, siendo constante".
Jeter, de 37 años, comenzó el jueves la
última serie de juegos de los Yanquis en casa antes de la pausa por el juego de
Estrellas. El torpedero quiere alcanzar la marca en el Yankee Stadium.
¿Qué vendrá después? Eso está por
verse. Jeter podría descender en el orden de bateo. Quizás recibirá más días de
descanso, sustituido por el dominicano Eduardo Núñez.
¿Dejar el puesto de campocorto? También
eso es posible.
Es difícil pronosticar el sitio que
ocupará Jeter en el panteón de los Bombarderos del Bronx.
Ha conquistado cinco veces la Serie
Mundial, ha sido elegido en 12 ocasiones para el Juego de Estrellas y ha
conectado más imparables que cualquier otro bateador de los Yanquis en la
historia. En la era de los agentes libres, que cambian de equipo como cambiar
de camisa, Jeter se ha quedado en el Bronx.
Muchos aficionados admiten que Jeter no
es una de las mayores leyendas del club. Babe Ruth, Lou Gehrig, Joe DiMaggio y
Mickey Mantle siguen probablemente en la cumbre.
Pero para muchos seguidores en esta
generación, Jeter representa todos los aspectos positivos de este deporte.
Cuando Joe Torre era el manager de los
Yanquis, Jeter lo trataba con respeto. Le llamaba el "señor Torre",
sin un dejo de ironía. Al entonces presidente George W. Bush, quien iba a hacer
el primer lanzamiento en un encuentro, Jeter le recomendó enviar la pelota al
receptor "sin que rebotara en el piso", pero no se mostró arrogante.
Habla con niños y niñas desde el círculo de espera, sin que su actitud parezca
una mera pose.
Hay críticos, tanto en el barrio
neoyorquino de Queens como en Boston, sede de los archirrivales Medias Rojas,
quienes consideran que Jeter es el jugador más sobrevaluado de las mayores. Son
los mismos que opinan a los gritos que no merece una placa en el Salón de la
Fama.
Pero seguramente muchos quisieran
ocupar el lugar de Jeter.
Ha tenido romances con algunas mujeres
famosas, como la actriz Minka Kelly, pero ha logrado mantenerse lejos de las
publicaciones sobre chismes de las celebridades.
Jeter acaparó muchas miradas cuando
salió con Mariah Carey, pero el romance se acabó cuando ambas estrellas
prefirieron dedicarse a sus respectivas carreras. Y cuando el fallecido dueño
de los Yanquis, George Steinbrenner, manifestó su preocupación de que su joven
astro pasaba demasiado tiempo divirtiéndose en la ciudad, Jeter disipó
cualquier controversia al hacer un comercial humorístico para la televisión con
su jefe.
Ese es parte del legado de Derek
Sanderson Jeter. Pese a jugar muy cerca de Broadway, su carrera ha estado
prácticamente libre de dramas escandalosos.
Desde luego, hace años, se mostró frío
hacia su viejo amigo y futuro compañero Alex Rodríguez, luego de una aparente
discusión. Tampoco le gustó que las negociaciones contractuales con el gerente
general Brian Cashman en el invierno pasado trascendieran al público y se
tornaran ríspidas.
Pero su búsqueda de un lugar en la
historia ha puesto otra vez el énfasis en lo que ocurre dentro del terreno.
Llegó a las mayores en 1995, y comenzó
bateando de 6-0 antes de conectar un sencillo al jardín izquierdo, en el viejo
Kingdome de Seattle, contra Tim Belcher. Desde entonces, ha pegado 10
imparables en el Juego de Estrellas y 185 más en los playoffs, incluida la
Serie Mundial.
También quedan para el recuerdo varias
jugadas espectaculares, como la atrapada a guante volteado contra Oakland y la
zambullida hasta el graderío frente a Boston.
Tiene un currículum envidiable. No es
de extrañar que todos en Nueva York hablen ahora de cuándo llegará Jeter a los
3.000 hits. Todos lo mencionan, excepto el propio Jeter.
"Ningún otro Yanqui ha hecho esto.
Eso habla muy claro de qué clase de logro es éste", dijo el boricua Jorge
Posada, su compañero durante años. "Estoy casi seguro de que él piensa
sólo en salir y ganar el juego, y que todo lo demás llegue solo".
FUENTE: LasMayores.com
FOTO: Reuters Pictures
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